Colaboratorio: PSEM2007

BITÁCORA DE CORTE EDUCATIVO. PARA USO DE GRUPOS DE OCTAVO SEMESTRE, DE LA CARRERA DE PSICOLOGÍA, EN LA FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES (FES) ZARAGOZA UNAM. ASIGNATURA: PROBLEMAS SOCIOECONÓMICOS DE MÉXICO (PSEM). PROFESOR ISRAEL ALATORRE CUEVAS. PROPÓSITO: FOMENTAR Y ROBUSTECER LAS PRÁCTICAS DE LECTURA Y ESCRITURA, CON ÉNFASIS EN FENÓMENOS POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y CULTURALES A NIVEL NACIONAL Y GLOBAL, RECUPERANDO PARA ELLO EL USO DE NUEVAS TECNOLOGÍAS.

Monday, June 04, 2007

última cita y calificaciones finales


Iniciamos a tiempo, están Jeanine, Delia, Alejandra y Marisol, leo las últimas páginas de la invención, conocemos el desenlace, comentamos un par de eventos noticiosos y , en virtud de no haber mucho más que comentar, comunico calificaciones finales a las alumnas presentes, me despido y cerramos el semestre a las 8:30 am.


Hoy por la tarde enviaré los trabajos comentados a quienes me los hicieron llegar por vía electrónica.


Ignoro el destino de este blog, ignoro si podré rebautizarlo, ignoro si volveré a usarlo para fines semejantes...


Chavéz Palafox Jaime Abdeel 10
Flores Escobar Alma Delia 9
Fuentes Mora Marisol 7
García Islas Jeanine Alejandra 7
Loe Allende Alma Laura NA
Rodríguez Bretón Alejandra Angélica 10
Urrutia Escalera Verónica 6

5 DE JUNIO DE 2007

Atentamente: Profesor Israel Alatorre Cuevas


Y ya...

Friday, June 01, 2007

Penúltimo encuentro...


Iniciamos con tres integrantes: Alma Delia, Marisol y Jeanine, luego se integran Abdeel y Verónica.

Leemos la penúltima entrega de "La invención...", el fugitivo entiende y explica todos los enigmas desplegados a lo largo del relato y nos deja en suspenso respecto de su decisión final...

Luego Marisol comenta las últimas noticias utilizando como fuente "El Financiero", y acto seguido Jeanine socializa el cierre de "Patas arriba" a propósito de lo cual debatimos largo y tendido sobre los derechos al delirio y al sueño.

Al término de la clase sólo recibo un trabajo final impreso, el de Alma Delia, así que deberé esperar al domingo a las 10:00 am (de mi reloj) para leer el resto.

El martes próximo tendremos nuestra última clase, durante la cual entregaré calificaciones parciales y totales y realizaremos la evaluación final del curso. Y ya.

Tuesday, May 29, 2007

Dos sesiones




Viernes 25


El grupo se integra un poco tarde, la lectura de Morel se demora cada vez más en el entendido de que nos queda poco tiempo para terminarlo, vamos contra reloj, un poco como el fugitivo del relato...


Otra vez un avechucho se mete al salón y aletea mientras leo en alta voz.


Socializa Verónica.




y martes 29


Leemos diez páginas para terminar de descifrar los misterios de Morel.


Alma nos informa de las últimas noticias y Marisol socializa el penúltimo capítulo de Galeano.


El grupo se autocalifica y las notas van de 8 a 10.


acordamos que la fecha límite de entrega del ensayo final es el domingo 3 de junio a las 10 am en mi reloj sin excusa ni pretexto, si alguien no entrega su trabajo antes de ese plazo no tendrá derecho a calificación alguna. He dicho. Y ya.

Tuesday, May 22, 2007


La clase discurre como de costumbre: lectura, socialización, interrupciones, opiniones, comentarios a dos filmes (La vida de los otros y Dogville) y noticias. El semestre agoniza. El martes 29 se emiten las autocalificaciones y el viernes 1 se entrega el ensayo final. El martes 5 de junio debo tener las calificaciones finales. No llevo V de Venganza. Y ya.

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ENTREVISTA LARS VON TRIER

La historia arranca de tiempo atrás. Como siempre, el director de cine danés llegó al Festival de Cannes tras siete días de viaje en su caravana porque, claustrofóbico, nunca viaja en avión. La diferencia es que en esta ocasión aparcó su roloutte entre los Ferraris y Rolls estacionados en el parking del lujoso hotel du Cap, lejos de las multitudes.

Allí nos recibió con sonrisa encantadora, vestimenta informal y haciendo gala de un inglés muy mejorado respecto al de años anteriores. Nos habló de su nueva película, Dogville –que inaugura mañana la Seminci de Valladolid–, de su sueño de “lograr una fusión entre el cine, el teatro y la literatura”, así como de sus últimos hobbies. Lars von Trier, nacido en 1956 en el corazón del actual revival del cine danés, vuelve a subirse a lomos de la transgresión cinematográfica con este filme. Para él, por encima de cualquier otra cosa, una película debe ser una provocación y Dogville, donde teoriza sobre la moral de una América que nunca ha pisado, puede considerarse como tal. Inspirada en una canción de Bertolt Brecht, la película narra la historia de Grace (espléndida Nicole Kidman), bella y enigmática fugitiva que se refugia en Dogville, una ciudad aislada en las Montañas Rocosas regentada por un conjunto de gánsters en los años treinta del siglo pasado. Animada por Tom (Paul Bettany), la población acepta acogerla a cambio de que trabaje para ellos. Rodada en seis semanas en estudios daneses, con cámara al hombro y sin ningún artificio informático, el filme gira alrededor de las razones más profundas de treinta personajes. La estética y la estructura recuerdan al teatro televisado de los años setenta que tanto añora von Trier. Como todas y cada una de sus producciones, el proceso fue una “fuente de tormento” –Von Trier instaló unos “confesionarios” en el estudio para que los actores se desahogaran–, pero los resultados dan fe de que del sufrimiento nacen emociones intensas y, como es el caso, un magnífico estudio dramático sobre el alma humana.

–¿Por qué la venganza, un tema ademas muy poco danés?
–Sí, es un tema completamente nuevo para mí, y quizá por ello me interesaba. En la obra de Kurt Weil Los tres peniques, hay una canción, Pirate Jenny, con mucha intensidad que habla de la venganza, y ése fue el punto de partida del filme. Siempre me he sentido seducido por las terribles palabras de venganza de la canción [y tararea]: “me preguntaron cuántas cabezas caerían y el silencio envolvió el puerto cuando dije: todas...”. Todo comenzó cuando iba con el actor principal de Los Idiotas en un coche escuchando esa canción interpretada por Sebastian, un cantante pop danés [el cineasta adora la música pop], y le aseguré que podría hacer un filme sobre la venganza. Una construcción terrible que mostrase las consecuencias últimas. Y contrariamente a Dinamarca, en América la venganza es un tema muy presente. Finalmente, creo que lo que me ha inspirado es el injusto sistema judicial norteamericano, contra el que ya hablé en Bailar en la oscuridad.

–Venganza que lleva a cabo una mujer.
–Creo que la venganza femenina es más divertida de tratar que la masculina. Es extraño, pero creo que las mujeres interpretan y expresan mejor esa parte. La venganza en un hombre se convierte en crueldad y brutalidad. En una mujer, es sutileza, sangre fría.

Un papel para Nicole
–Usted preparó el papel para Nicole Kidman. Ha logrado en pantalla una Nicole inhabitual...
–Estoy de acuerdo. Muy lejos de la mujer fría que se le ha encasillado; por ello le pedí que interpretara algo distinto. Ella quería trabajar conmigo. Lo leí en una revista y escribí el papel para ella y esperé. Es muy curioso coger a una actriz de Hollywood y colocarla en una película así. Ella confiaba plenamente en mí y eso me ayudó a ser mejor. Es una actriz extraordinaria que ha tardado en mostrar lo que es capaz de dar. Trabaja durísimo y posee una gran disciplina. Todo lo contrario que Björk. Además, quería participar a toda costa en la película. Le pedí que hiciera cosas muy exigentes y las ejecutaba de forma muy sencilla. Además, los buenos actores poseen un carisma que no se puede comprar.

–Usted nunca ha viajado a Estados Unidos, pero sus dos últimas películas transcurren allí...
–Aunque la película tiene lugar en América, es ante todo un filme emocional y tiene lugar en una pequeña ciudad que podría estar en cualquier parte del mundo. Además, los personajes son todos caracteres reales daneses. Por otra parte, creo que Estados Unidos es un estado de espíritu, un mito que pertenece a todo el mundo y no sólo a los americanos. Yo adoraba la novela América de Kafka, y él nunca estuvo allí. No sé nada de Estados Unidos porque también tengo el privilegio de no haber estado.

La visión de América
–¿De dónde procede principalmente su visión de América?
–Mi película es mi visión, que proviene de toda la información que tenemos de Estados Unidos y de mis sentimientos y reflexiones sobre ello. He asistido a muchas películas americanas y también a muchas que los americanos han realizado sobre Dinamarca, como biografías de Hans Christian Andersen. Además, la televisión danesa está llena de programas americanos; el 90% de las producciones son americanas y el 70% de las noticias provienen de Estados Unidos porque es la potencia más fuerte. Soy mucho más consciente de Estados Unidos que de Dinamarca. Cuando era niño, me contaron que si eres fuerte debes ser justo y bueno, pero América no es así, aunque tampoco es peor que los demás. La gente es la misma en todos lados pero Bush no es mejor que los demonios de los que habla. América sería un país magnífico si sólo hubiera millonarios jugando al golf; sería una sociedad muy pacífica y hermosa pero eso no es lo que me han contado. Desafortunadamente hay muchos perdedores y creo que la sociedad americana no es muy cuidadosa ni respetuosa con la gente que no tiene mucho.

–Se le ha acusado de ser antiamericano. ¿Llega a tal extremo?
–No es ningún secreto que siempre he sido crítico con la sociedad norteamericana. Yo, en mi juventud, fui comunista. Entonces asistí a muchas manifestaciones contra el Banco Mundial y la guerra de Vietnam y tirábamos piedras contra las embajadas. Ahora simplemente bromeo, aunque siento que pertenezco a la izquierda. ¿Qué decir de América? Que el poder corrompe y esa es la idea de la película a través del personaje de Grace, que ofrece sus cuidados a toda la gente del pueblo. Si uno se presenta como un regalo, esa sensación de poder corrompe a los individuos.

–Afirma que su mayor virtud como director es su cabezonería.
–Sí, y cuanto más mayor me hago, más cabezota soy. He vuelto a mis antiguos valores y virtudes... y por eso ya no quiero hacer sólo cine. Como he señalado en muchas ocasiones, la tecnología ha convertido la realización de películas en algo facilísimo. Basta un simple ordenador para hacer algo muy de cine. Hasta un niño puede hacerlo: nubes aquí, sol allí, un ejército allá... es una manipulación tal que me produce repulsión pensar que puedo ser manipulado por un ordenador. Hemos llegado a un estado en que todo es posible. Quizá sea otra forma de arte, pero no estoy interesado. Al principio de mi carrera hice muchas cosas así.

La vanguardia de Brecht
–Dogville está rodada en estudios, todo en escenarios. ¿Más cerca del teatro filmado?
–Este año realicé varias puestas en escena en teatros de Dinamarca y para la puesta en escena de Dogville me inspiré en Brecht y Shakespeare, pero creo que está lejos del teatro filmado. Por otra parte, el teatro puro no me fascina. Lo que me vuelve loco y me inspira es el teatro en la televisión, que era muy popular en los setenta y ahora lo echo muchísimo de menos.

»A mi madre le gustaba mucho Brecht. Se marchó de casa cuando su padre le rompió los 78 discos de Kurt Weil. Tenía 16 años y Weil era su gran pasión musical. No pudo soportar ese acto de su padre. Para ella Brecht y Weil representaban lo más progresivo y vanguardista. Durante mi infancia, Brecht fue una especie de maestro, mientras que para mi generación era un tanto anticuado. Es un cuestión de gustos y éstos cambian con el tiempo.

–¿Cree que ha creado un nuevo género para la pantalla?
–Como decía, lo que hago no es anticine ni teatro filmado. Dogville vive su propia existencia, tiene sus propios criterios de valor, muy personales. Es un género que podríamos llamar desde ahora “el cine fusional”. Lo importante, dado el estado tan depurado al que hemos llegado en el cine, es no olvidar la pregunta: ¿qué es cinematográfico y qué no lo es? Es una pregunta que pide respuestas urgentemente.

–¿Necesita el cine una renovación? ¿Qué desea transformar?
–No teorizo. Simplemente hay cosas que no me interesan y hago lo que deseo que se vea en la pantalla. Tengo la suerte de tener una sociedad de producción que me proporciona toda la libertad del mundo para tomar riesgos y concebir cosas nuevas. Como tengo fama de loco, cualquier experimentación me es permitida por la audiencia y los actores (ríe). Mi modesto objetivo aquí en la vida es intentar enriquecer el medio en el que trabajo. Hay diferentes formas de hacerlo. Puedes poner mas énfasis en el aspecto técnico o, como hicimos en Dogma, darle un enfoque muy teatral. Mi intención también es volver a contar con el público, y por eso no me detengo tanto en los efectos técnicos, prefiero centrarme en el juego de actores y en la historia. Puedo emplear la técnica como un zoom psicológico, porque el hombre está dotado de una gran imaginación y quiero que la utilice.

–¿Qué le permite rodar con la cámara al hombro?
–Me ofrece libertad para dirigirme inmediatamente hacia donde pasa algo, hacia donde está la energía. Necesito sumergirme en el filme y perder el control y no encuadrar todo perfectamente. Quiero avanzar dentro de la realidad como si fuera una aventura.

Un cazador pesimista
–Una aventura con finales no precisamente “rosas”. ¿Es rotundo su pesimismo sobre la naturaleza humana?
–Bueno... uno sabe que si va a ver una de mis películas no encontrará el final más feliz posible. Creo sin embargo que son las circunstancias concretas las que hacen que en un determinado momento uno sea capaz de sacar lo peor que de malo esconde dentro. La única forma de mejorar el mundo es intentar cambiar las circunstancias.

–El final de Dogville es excesivamente sangriento. ¿Le gustan las armas?
–Yo soy cazador y adoro la psicología de la caza, de no necesitar más que del arma y de uno mismo. Hace poco maté a un ciervo en una gran cacería. Implicó sufrimiento, carne, sangre, pero no acepté el trofeo [la Palma de Oro de Cannes la tiene en un armario]. Para mí haber matado al animal me provocaba un signo de madurez. Luego lo comí. Tengo reglas muy estrictas: cuando mato, como. Pero no disparo con frecuencia.

–No le imaginaba cazador. Y más cuando parece ser que su último hobby es muy zen...
–Estoy trabajando en un jardín japonés. Me encantaría ir a Japón. He pensado atravesar Europa del Este y Rusia... en roulotte.

–Dogville se ambienta en un periodo bastante estético, el de los años treinta. ¿Cuál es su sentido estético en las películas?
–Tengo claro un limite: en cuanto a lo bonito que debe ser un filme. Si resulta muy hermoso, entonces lo tiro. El del director es como el trabajo de un mago. Cuando realiza un pequeño truco resulta fascinante pero cuando comienza a hacer grandes cosas como cambiar la torre Eiffel, uno se dice: “¿y qué?”.

–Sin embargo, su gran influencia es Stanley Kubrick, sobre todo Barry Lyndon. Nada más estético.
–Bueno, eso es algo único y Kubrick lograba todo con infinita paciencia, a base de esperar durante meses para capturar la luz apropiada o miles de velas para una luz similar a la del siglo XVII. Siempre me inspiró mucho Barry Lyndon. Es un filme que me devuelve los pies a la tierra, que me hace muy humilde. Admiro con la misma intensidad la espera de meses para obtener el rodaje perfecto como detesto la posibilidad de lograrlo en un minuto y medio en el ordenador. Dogville tiene algo de homenaje a Barry Lyndon. La música que utilizamos es de Vivaldi y de sus contemporáneos, del barroco, y la grabamos con instrumentos originales. Siempre me impresionó el mundo musical de Barry Lyndon. Proporciona una energía sobrehumana. La verdad es que he robado muchas ideas de Barry Lyndon. Es la mejor forma de trabajar.

–¿Es usted un creador solitario?
–He alcanzado con modestia un estado en el que cuento con los medios y libertad para hacer lo que se me antoje, incluso algo extraño como Dogville. Y psicológicamente me siento mucho mejor como lobo solitario en el desierto realizando cosas extrañas. Lo que no soporto es dejar de trabajar.


Cristina CARRILLO DE ALBORNOZ

Tercera trilogía
Lars von Trier ha encontrado en Nicole Kidman su media naranja profesional. Talento y disciplina son las aptitudes en común que les unen, y el director danés se ha sentido tan cómodo dirigiéndola que ya cuenta con ella para al menos dos largometrajes más. Después de las trilogías “Europa” y “Corazón de Oro”, el genio danés comienza con Dogville otra trilogía cinematográfica, que se centrará en el universo norteamericano y abrazará una estética que pretende fusionar cine y teatro. “La segunda parte se titula Mandalay y comenzaré a rodarla en invierno –explica Von Trier–. La acción se desarrolla unos días después del fin de Dogville. Tiene lugar en una comunidad negra en un estado de América profunda. La haré con las mismas técnicas, con los mismos procedimientos y puesta en escena. Quizá me estoy haciendo viejo porque es la primera vez que voy a repetir el estilo en una película. Y es que aunque aún me quedan ganas de hacer cosas raras, por primera vez en mi vida siento la necesidad de profundizar en algo”. También contará con los mismos actores, entre los que se encuentran leyendas como Lauren Bacall, Ben Gazzara o James Caan.


Me inspiraron dos cosas a la hora de escribir DOGVILLE. Cuando estuve en Cannes con “Bailar en la oscuridad”, unos periodistas me criticaron por haber hecho una película que transcurría en EE UU sin haber pisado nunca el suelo de ese país. El comentario me irritó. Que yo recuerde, ninguno de los que rodaron “Casablanca” había puesto el pie allí. Me pareció injusto y entonces decidí hacer más películas acerca de EE UU Eso fue lo primero.

Luego, tuve la ocasión de oír “Jenny la pirata”, una canción de la “Ópera de perra gorda”, de Bertolt Brecht. Es una canción muy fuerte y el tema de la venganza me gustó.

Había que encontrar un lugar aislado para rodar la película, los hechos descritos por “Jenny la pirata” transcurren en un pueblo recóndito. Decidí ubicar Dogville en las Montañas Rocosas porque, al no haber ido nunca, me parecen fantásticas. ¿Qué montañas no son “rocosas”? ¿Quizá éstas lo sean mucho más? Parece un nombre sacado de un cuento de hadas. También decidí que la historia tendría lugar durante la crisis del 29, la atmósfera me pareció adecuada.

Me sentía inspirado por las fotos en blanco y negro realizadas por el gobierno americano en la época, pero nunca me vino a la mente hacer una película en blanco y negro. Equivale a colocar un filtro entre uno y el público, una forma de estilización. Cuando se realiza una película que ya tiene algo muy extraño (el hecho de que el pueblo esté dibujado en el suelo), el resto debe ser de lo más normal. Si hay demasiados elementos chocantes, el público se alejará de la película. Es importante no abordar demasiadas cosas a la vez para que la gente no huya. Además, cuando se experimenta, no hay que cambiar más que un elemento cada vez.

Me dijeron que haría pensar en “Our Town” a los estadounidenses. Durante el rodaje, alguien me dejó la obra de teatro de Thornton Wilder, pero no vi ninguna similitud. No quiero decir con eso que no me inspiré en nada. Todo lo contrario. Por ejemplo, en las obras de teatro hechas para televisión en los años 70, sobre todo en “Nicholas Nickelby” de la Shakespeare Company. Un montaje muy estilizado en el que participaba el público, todas esas cosas que se hacían en los 70. Pero todavía hoy aguanta. Coger una obra de teatro y situarla en otro ambiente era algo que se hacía mucho cuando era joven. A veces era muy abstracto. No estoy loco por el teatro, pero me apetece verlo en televisión o en cine.

Hasta cierto punto también me he inspirado en Bertolt Brecht y en su estilo teatral, simple y despojado. Mi teoría es que se olvida muy pronto que no hay casas, lo que permite inventar el pueblo y también concentrarse más en los personajes. No hay casas que distraigan y, al cabo de un rato, el espectador ya no las echa en falta porque sabe que no habrá.

¿Qué puedo contestar si alguien dice que no es cine? Quizá tenga razón. Pero tampoco es el anticine. Cuando empecé, hacía películas muy cinematográficas. Pero ahora, es demasiado fácil. Basta con comprar un ordenador para hacer cine, para que haya batallas en plena montaña, para tener un dragón. Basta con apretar un botón. Kubrick hacía películas cinematográficas cuando esperaba dos meses a que la luz adecuada se reflejara en la espalda de Barry Lindon cabalgando hacia la cámara. Me parecía magnífico. Pero si sólo se espera dos segundos para que un niño con un ordenador pueda solucionarlo... Será otra forma de arte, no lo dudo, pero no me interesa. Ya no veo los ejércitos en la montaña, sino al adolescente detrás del ordenador diciendo: “Ahora lo arreglamos, añadiremos unas sombras y rebajaremos los colores”. Queda muy bien, pero no emociona y me siento manipulado.

Será porque envejezco. Seguro que de joven, las imágenes de síntesis me habrían parecido fantásticas. Pero ahora, con la edad, me he vuelto testarudo y vuelvo a los viejos valores, las viejas virtudes. Basta con ser lo bastante testarudo para que cualquier cosa tenga una estética. Hay un límite en la belleza de las imágenes en una película. Si son demasiado bellas, me dan ganas de vomitar, es como si viera un truco de prestidigitación. Es fascinante ver a un mago trabajar con simples monedas, pero si mueve la Torre Eiffel me deja frío.

DOGVILLE transcurre en EE UU, pero un EE UU visto por mí. No me he cortado pensando qué debería investigar. No se trata de una película científica ni histórica. Es una película de emociones. Sí, se habla de EE UU, pero también puede ser cualquier pueblo del mundo.

Escribí el guión en danés y le pedí al traductor que intentara mantener un poco el idioma danés, que no fuera una traducción perfecta. Supongo que será mi lado kafkiano, me gusta conservar mi visión de extranjero. Me gustaría mucho ver una película sobre Dinamarca hecha por un extranjero, un americano o un japonés, por ejemplo. Esa persona reflejaría lo que Dinamarca representa para alguien que nunca ha ido. En mis películas “americanas” reflejo la información que me llega y los sentimientos que me inspira. Ya sé que no es real porque nunca he ido (aunque sé más acerca de EE UU que los que rodaron Casablanca acerca de Casablanca). También sé que un japonés que hiciera una película sobre Dinamarca no dispondría de la misma información ya que el 90% de los programas de televisión en Dinamarca son producciones norteamericanas. Tendría que investigar y me parece que el resultado sería interesante.

Y también está la crítica. Cuando era joven, nos manifestábamos contra el Banco Mundial y la guerra del Vietnam, tirábamos piedras contra las embajadas. Bueno, contra una embajada, más bien. Ahora ya no tiro piedras, me limito a reírme de ellos.

De niño, aprendí que si se era fuerte, también había que ser justo y bondadoso, pero eso no se ve en EE UU Me gustan los americanos que conozco individualmente, son la imagen de un país que no conozco pero que siento. No creo que los americanos sean peores que los demás, pero tampoco me parecen mejores que los habitantes de los Estados “canallas” a los que se refiere Bush. Creo que la gente es más o menos la misma en todas partes. ¿Qué puedo decir de EE UU? El poder corrompe, es un hecho. Volveré a decirlo, son tan poderosos que puedo permitirme el lujo de tomarles el pelo. ¿Qué puedo hacer a EE UU?

La idea que hay detrás del trato que los habitantes del pueblo infligen a Grace es que es peligroso presentarse ante los demás a modo de regalo. El poder que la gente tiene sobre un individuo corrompe. Hay límites. Los habitantes del pueblo no tenían problemas hasta la llegada de Grace, al igual que EE UU sería un país maravilloso si sólo hubiera millonarios jugando al golf. Sería una sociedad magnífica, pacifista, pero, por lo que he oído, no es el caso. Por desgracia, es un país con muchos perdedores.

Cuando invento un personaje, escojo a alguien que conozco y le coloco en otro contexto. Los habitantes de Dogville son todos daneses, existen. Luego, me cojo a mí mismo y me reparto entre dos o tres personajes que llevan el peso de la historia, en este caso, Grace y Tom. Puedo defender a cualquiera de mis personajes, pero Grace y Tom son los que más me corresponden hasta cierto punto.

¿Significa eso que me veo en Tom? Sí. A menudo la gente empieza teniendo muy buenas intenciones, sobre todo los artistas, pero, con el tiempo, al hacerse cada vez más importantes, su causa pasa a un segundo plano. No es muy agradable ni muy halagüeño, pero es verdad. Se esfuerza mucho, pero la chica nunca es suya. Más aún, es el único que no se acuesta con ella.

Grace no es una heroína, es un ser humano. Tiene buenas intenciones, pero es un ser humano. Quizá dé la impresión de martirizar a las mujeres, pero mis personajes no son sólo mujeres, también son partes de mí mismo. Es muy interesante trabajar con mujeres, me encarnan muy bien. Me describen muy bien y me siento en la misma onda que ellas.

Algunas personas creen que no quiero a las mujeres, pero es totalmente falso. Más bien tengo problemas con los hombres. Pasa lo mismo con los ciervos. El viejo macho de enorme cornamenta tiene a todas las hembras a su alrededor mientras se esfuerza en apartar a los machos jóvenes. Todos intentan mearle encima para marcar el territorio. No sé por qué pero, en mi pequeño círculo, todos tienen derecho a mearme encima. Las mujeres no son así. Pero si uno consigue superarlo, la relación con los hombres es fantástica.

Nicole dijo que quería trabajar conmigo y escribí el papel de Grace para ella o, más bien, biografía para la imagen que tenía de ella. Descubrí que era una actriz muy buena. Es interesante escoger a alguien que ha interpretado personajes más bien fríos y dejar que haga otra cosa. También me intrigaba colocar a una estrella de Hollywood en una película como ésta. Quizá atraiga a un público que no vendría normalmente. Eso sí, siempre y cuando no les asuste saber que sólo hay actores en un suelo negro.

Trabajo mejor con actores que confían en mí, pero no es fácil conseguirlo. Quizá porque no tengo confianza en mí mismo, ¿quién sabe? Nicole confió en mí desde el primer momento, me pareció genial. Paul Bettany también, pero es un hombre y me fue más difícil. Es muy buen actor. Me tienta volver a trabajar con actores que ya conozco, pero también es divertido trabajar con gente nueva.

Siempre tuve ganas de trabajar con Ben Gazzara. La directora de reparto sugirió a Lauren Bacall y la escogí por su talento, no por quién es. James Caan es un actor formidable. Se le asocia fácilmente a un mafioso desde su papel en “El Padrino”, pero es ante todo un gran actor.

DOGVILLE es una película. Me satisface la forma, el contenido y los actores. Ya sé que no es muy “enrollado”, pero me enorgullezco de no ser tan viejo mentalmente como me siento físicamente.

Monday, May 21, 2007


El martes 15 de mayo el grupo decide celebrarme y me regalan el día (...), por tanto no hay clase.
Viernes 18 de mayo
Nuestra clase inicia de manera diferente a lo habitual: con la socialización, la cual corre a cargo de Abdeel. Luego leo en alta voz “La invención…”, cuya trama comienza a mostrar algunos atisbos de explicación, los cuales quedan pendientes. Me preocupa pensar si alcanzaremos a finalizar el texto completo… Espero que sí…
Al cierre se comentan un par de noticias y queda pendiente, para el martes 22, comentar DOGVILLE (a propósito de la cual, por cierto, incluiré aquí una entrevista al director). Poco antes de despedirnos me preguntan si comentaremos “La vida de los otros”, lo cual me sorprende, porque pensé perdida la sugerencia… Mañana llevaré “V de venganza”. Y ya.
P.d. nos quedan cuatro o cinco clases, se acabó el semestre…

Wednesday, May 16, 2007

Viernes 11 de mayo de 2007


Revisamos un segmento de “La invención”, comentamos a Galeano a partir de la socialización de Alma Delia y, en virtud de que nadie vio “La vida de los otros”, comentamos algunos pormenores del trabajo de escritura que espera al grupo, y en el cual recaerá la mayor carga de calificación del semestre. Antes de cerrar sesión, mencionamos de refilón algunas noticias. Y ya.